El muñeco
que hice de acólito de la hermandad de la Soledad era de mi hermano y por eso
lo tengo en el escaparate. A una vecina le gustaba mucho porque aparte de
conocer a mi hermano es también de la hermandad. Fue un hermano suyo el que me
encargó un muñeco para ella, sin personalizar, solo quería que fuera vestido
igual y que le pusiera cualquier cara, por eso no lleva nombre.
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